La llegada de los europeos al continente americano produjo un intercambio gastronómico trascendental.

Cocina de ida y vuelta

Sin duda que la celebración del 12 de octubre, con el que se recuerda la fecha de la llegada de Colón a América está sujeta a muchas controversias. Para algunos será motivo de orgullo y para otros una inexplicable celebración de un acontecimiento que para las poblaciones nativas poco tuvo de agradable.

Cocina de ida y vuelta
Y sin embargo, el encuentro, cuando no choque, entre esos dos mundos que se cruzaron, se mezclaron y se enfrentaron, tuvo consecuencias incalculables para la composición de nuestras gastronomías. De todas. Las de allí y las de aquí.

Cocina de ida y vuelta
La llegada de los primeros europeos al continente que todavía no se llamaba americano, conllevó la aparición en aquellas tierras de productos desconocidos allí como el trigo o el arroz, de la cebolla y los cítricos, la uva o el plátano que hoy son parte indispensable de muchos de los platos típicos de la América del norte, la América central y la América del Sur. Algunos de esos productos, como el café, por ejemplo, alcanzaron en América una relevancia especial, tanto por la forma en la que alcanzaron una calidad particular como fue capaz de modificar la vida de millones de personas.

Cocina de ida y vuelta
Y el viaje de vuelta de los europeos que llegaron al nuevo continente (que tan nuevo era como el europeo, claro), conllevó la arribada de productos que hoy son insustituibles en cualquier fotografía de nuestra gastronomía más típica. Los tomates y pimientos con los que elaboramos algunos de nuestros platos más reconocibles. ¿Y qué sería de nosotros sin la sempiterna patata? ¿Alguien puede imaginar qué sería de nuestras vidas sin el afortunado encuentro entre el cacao y el azúcar, que produjo uno de los alimentos por los que hay que seguir confiando en el ser humano, el chocolate?


Sabores, olores, condimentos, mezclas, combinaciones que todavía hoy muchos piensan propias de nuestras tierras y que se deben a una gastronomía de ida y vuelta. En el intercambio y en el diálogo entre las partes, se encuentra el misterio de una cocina mejor.